lunes, 6 de diciembre de 2010

Veinte años educando

Cuando nos pusimos a pensar en estas palabras dedicadas a los docentes, recordamos a los profesores que tuvimos cuando éramos alumnas. Recordamos muchas cosas de ellos; enseñanzas, actitudes, palabras, gestos. Recordamos sus clases, sus explicaciones. Pero fundamentalmente sentimos que lo que más había quedado en nuestra memoria era lo que sentíamos por ellos. Y volvimos a corroborar que lo que realmente perdura en los recuerdos de los momentos vividos son las emociones. Entonces nos dimos cuenta de que los profesores que han sido importantes en nuestras vidas son aquéllos que fueron auténticos.  Aquellos que se preocuparon verdaderamente por nosotras y que además de enseñarnos historia, matemática o química, nos enseñaron a respetar a los otros respetándonos. Aquéllos en los que podíamos confiar y que nos tomaban en serio. Aquéllos que disfrutaban de lo que enseñaban y que nos transmitían su pasión por aprender porque estaban siempre investigando y preguntándose cosas nuevas. Aquéllos que eran tan prolijos, con sus carpetas tan bien forradas que nos daban ganas de hacer lo mismo a nosotras también. Aquéllos que se sentían responsables por lo que nos sucedía como sociedad y motivaban nuestra participación. En fin, aquéllos que desarrollaban sus clases de modo tal que nos daban ganas de ser alumnos. Entonces pensamos otra cosa. Pensamos en ser alumnos. Por eso hoy queremos decir a todos nosotros que somos docentes, que no dejemos nunca de ser alumnos. Que no dejemos nunca de aprender. De mejorar. De modificar aspectos negativos. De asombrarnos. De sorprendernos. De comprometernos. De jugarnos. Seamos como docentes excelentes alumnos y tendremos entonces excelentes alumnos. Alguien dijo que la enseñanza que deja huella no es la que se hace de cabeza a cabeza sino de corazón a corazón. Por eso no dejemos nunca de poner el corazón en nuestra tarea diaria, porque, si dentro de muchos años, nuestros alumnos nos recuerdan con añoranza, podremos sentirnos satisfechos porque habremos cumplido con nuestra tarea. Muchas gracias y feliz Día del Maestro.

Equipo Directivo del Colegio “Jorge Vocos Lescano”



No se educa cuando se imponen convicciones sino cuando se suscitan convicciones personales.
No se educa cuando se imponen conductas sino cuando se proponen valores que motivan
No se educa cuando se imponen caminos sino cuando se enseña a caminar.
No se educa cuando se impone el sometimiento sino cuando se despierta el coraje de ser libres.
No se educa cuando se imponen ideas sino cuando se fomenta la capacidad de pensar por cuenta propia
No se educa cuando se impone el terror que aísla sino cuando liberas el amor que acerca y comunica.
No se educa cuando se impone la verdad sino cuando se enseña a buscarla honestamente.
No se educa cuando se impone un castigo sino cuando se ayuda a aceptar una sanción.
No se educa cuando se imponen disciplinas sino cuando se forman personas responsables.
No se educa cuando se impone el miedo que paraliza sino cuando se logra la admiración que estimula.
No se educa cuando se impone información a la memoria sino cuando se muestra el sentido de la vida.
Muchas gracias 

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